miércoles, 8 de agosto de 2007

Gerry Phillips - Un cuento de hadas

Hoy quiero hablar de Gerry, mejor dicho, de Gerry y su don.

Es algo que siempre llevó dentro, pero como buen genio, tuvo que esperar ese momento de revelación en el que comprendió realmente el arte que encerraban sus manos. No nos vamos a engañar, la vida de Gerry se asemeja mucho a la vida de cualquiera de nosotros; de cualquiera de nosotros si viviera en EEUU claro. Gerry juega al golf y a los bolos (ha conseguido incluso 3 veces la partida perfecta, 300). Tiene una mujer, unos hijos y un trabajo. Pero no nos adelantemos y empecemos por el principio:

De pequeño fue un niño normal, no destacaba por nada, si acaso podía llegar a sorprender su normalidad. Todo cambió en una fiesta de cumpleaños de su vecino John, con quien compartía juegos y travesuras. Lo escuchó y lo supo, su vida había cambiado. No era nada que nadie pudiera percibir, y en cierto modo, tampoco él era consciente del verdadero cambio que había comenzado a gestarse.

Desde entonces Gerry se volcó en cuerpo y alma a transmitir sus sentimientos. Me gustaría decir que abandonó todo para su consagración como artista, pero Gerry era algo más práctico y continúo dedicando el esfuerzo mínimo (y necesario) a sus estudios y trabajos. Esto produjo una situación curiosa; era una persona que aparentaba la mayor normalidad y sin embargo cada día, cada rato que tenía, dejaba fluir su talento, y aquel que escuchara su música quedaba fascinado. Las manos de Gerry transmitían más sentimientos que cualquier otra parte del cuerpo... se podría decir que Gerry sentía con las manos.

Finalmente, la parte cotidiana de su vida le llevó a casarse y tener hijos. Y para mantenerles era necesario un trabajo, pero debía ser un trabajo que no le ahogara artísticamente. Y por supuesto lo encontró (Gerry siempre ha sido capaz de conseguir lo que necesitaba, eso sí, en la cantidad mínima y necesaria), ese trabajo era vigilante de seguridad. Las noches en el parking eran largas, para cualquier otro hubiera sido un suplicio, pero Gerry tenía una herramienta que nadie más tenía... sus manos.

Resulta extraño pensar que hay un parking vacío donde todas las noches puede sentirse un arte más fino que el de cualquier teatro pretencioso de Praga. Y nunca hay nadie para oirlo.

Si no estuvieramos en el siglo XXI este cuento de hadas terminaría aquí. Pero como dice Shrek, los cuentos de hadas han cambiado. Ahora Cenicienta tiene un blog, y los enanitos se pelean por los contenidos de la Wikipedia. Un arte como el de Gerry tiene muchas posibilidades, pero él sigue con su máxima de mínimo y necesario. La forma que ha elegido Gerry de mostrarse al mundo es el vídeo, en su formato más simple: medio plano cámara fija. Y desde el sofá de su casa nos permite disfrutar de sus sentimientos, transmitidos a través de sus manos.

Ved y disfrutad:



El propio Gerry nos explica sus técnicas con toda la humildad que le caracteriza:



Aquí tenéis los 40 vídeos del genio.


Gracias Gerry

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Porque siempre esta sentado? Porque no se levanta? Estais seguros que no lo hace con el culo? Es coña XD

Crul dijo...

Mmmh... realmente no es mala teoría.

Qué cabrón, con lo lilili que me había quedado el cuento, jeje.

Anónimo dijo...

No tengo tarjeta de sonido, pero me imagino que el mozo "musica" pedorretas con las manos. Si es así, y aunque yo no llegue a tanto, también sé hacerlas, pero no soy capaz de sentir lo que él. A lo más que llego es a arrancar una sonrisa a un niño, que ya es bastante.

Crul dijo...

Efectívamente musica con las manos... pero cómo musica.

No sé si puedes hacerte una idea, pero el Bohemian Rhapsody bastante bien (y reconocible a la primera).